Los viajes son como los cuentos, se inician con cierta incertidumbre, y se finalizan con nostalgia.
Es muy difícil ubicar el momento en que realmente se inicia un viaje, quizá porque nuestro existir es un largo trayecto de ida
que comenzamos al nacer y termina cuando cruzamos al otro lado de la raya que marca el límite de la vida…
En este blog quiero recordar mis viajes pasados así como contar los presentes.
Intento andar por el mundo, mirando la vida
cómo si de un libro se tratara, recolectando trazos de
historia apuntando aquello que se te escapa de los ojos, buscándome y encontrándome en los rostros y en el corazón de los pueblos que visito.
Maria Manderly

21/10/14

Birmania…Un salto desde Tailandia.



Birmania…

Al venir de vacaciones a Tailandia, es fácil llegar hasta Birmania si uno se encuentra al norte del país, como fue nuestro caso.

 Birmania, es el lugar en el que los hombres visten con largas faldas y las mujeres se protegen del sol (y maquillan) con thanaka. Donde hasta hace muy poco estudiar inglés estaba prohibido, empieza a abrirse al exterior, aunque con heridas del pasado todavía abiertas. Birmania, hoy Myanmar, el país con menos turismo del sudeste asiático y tradicionalmente cerrado al exterior, nos abre sus puertas. Durante más de 50 años, una dictadura militar aisló al país y las sanciones económicas de Occidente tampoco ayudaron mucho. Hoy este país es  un destino más que interesante.

 Aquí, en el Sudeste Asiático, en la confluencia de los territorios de Birmania, Laos y Tailandia, las fronteras, a menudo, se vuelven confusas, difícilmente reconocibles, y aunque es una zona militarizada, resulta relativamente sencillo cruzar la línea, en todos los sentidos.

 

Nuestra guía nos  pidió el pasaporte a todos  los del grupo, y dejando esa documentación en el puesto fronterizo, fuimos pasando uno a uno bajo la mirada de  unos funcionarios sudorosos y con cara de pocos amigos.

 En aquella sala fronteriza, entre el calor y  el zumbido de  las rotaciones del ventilador del techo; pareciese  que atravesábamos la línea del tiempo para  regresar a la época de los años oscuros de entre guerras, al  mas puro estilo  Hollywoodiense…

 Uno no puede evitar que le entre complejo de Gary Cooper o Humphrey Bogart  cuando ya ha salido de uno de los dos países y se diriges hacia el otro a cumplir el trámite de poner el doble sello en el pasaporte y dejarlo en “ fianza” lo que garanticé tu salida.

El Recelo  se masca y se palpa cuando uno camina en ese territorio de nadie que separa los dos puestos de aduanas.

 Es muy frecuente que los guías  turísticos omitan que este es un lugar peligroso, donde los incidentes armados son frecuentes, donde, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, el tráfico de opio sigue muy vivo, un lugar de paso, de refugiados que huyen del acoso de la dictadura militar birmana, o de catástrofes naturales; una especie de limbo administrativo, donde sus moradores tienen una situación legal confusa.

 Hoy día estas fronteras sirven para alimentar negocios oscuros y situaciones sobreentendidas pero a las que nadie quiere meter mano.
 
Nosotros mismos pudimos comprobarlo, al ver poco antes, nuestros pasaportes "secuestrados" por funcionarios más que dudosos, cuando nos adentramos en  Birmania, dejando atrás nuestras identidades, y convirtiéndonos en sujetos anónimos... Es de esas cosas que no piensas, se presenta una oportunidad y la aprovechas. Luego cuando te encuentras alejada de la frontera, sin visado, muchas cosas te pasan por la cabeza, aunque ya no hay remedio. Afortunadamente, la experiencia fue fantástica…
 

Paradójicamente,  este es un lugar en el que la afluencia de turistas es fundamental, y supone, en muchas ocasiones, la única fuente de ingresos para las aldeas, dejadas, en el mejor de los casos, en un régimen de ojos cerrados por las autoridades, también por la sociedad.

Las mejores condiciones de vida, y aún así muy alejadas de los estándares occidentales, se dan en la parte Tailandesa, donde los refugiados birmanos  cuentan con un importante grado de autonomía; o de abandono, según se mire, por lo que el turismo resulta un apoyo básico para su subsistencia. Un lejano reclamo para un turismo que evidentemente no tiene tiempo ni ganas de ver las puertas traseras del mismo. Allí donde se ha barrido y echado todo el polvo molesto por debajo de la alfombra y donde se esconden los misterios de por qué en Tailandia "todo es tan barato" y  porque al menos en Tailandia, alguien les dio algo que hacer que no fuera fumar opio tumbado al sol un día detrás del otro.

Así que fuimos atravesando  el puente que separa los dos países y una vez pasada la frontera de Birmania, todo cambia

 

Al otro lado del río fronterizo de la ciudad tailandesa de Mae Sai, esta localidad se encuentra en un mundo totalmente diferente .Estábamos en Tachileik    sus mercados son conocidos por sus artículos de caza furtiva...

 La atmósfera alegre que se puede respirar en Tailandia, se sustituye aquí por una atmósfera un poco tensa. Esto no quiere decir que el pueblo birmano no te de la bienvenida, de hecho les encanta los turistas y están dispuestos a sentarse y hablar contigo (cuando piensan que no están siendo observados), pero es posible que de primeras no te sientas muy a gusto, y también es posible que agentes del gobierno te sigan por toda la ciudad. Siempre y cuando sigas las reglas y costumbres locales, y no vayas dando mucho la nota, podrás disfrutar de la ciudad y el carácter comercial típico de una ciudad fronteriza.

La mayoría de las personas que cruzan hacia Tailandia  son tailandeses que compran productos chinos en el mercado y realizan contrabando de esos productos…

Entre los lugares de interés de la ciudad se puede destacar la pagoda dorada, un convento de monjas chinas y el mercado central lleno de vendedores venidos de las aldeas  cercanas. Este mercado es similar a otros que pueden verse en el lado tailandés, salvo que venden una gran cantidad de artículos que podrían comprometer al pasar la frontera.

Aunque no se encuentren en la parte principal del mercado, es posible ver pieles de animales en peligro de extinción  como son el tigre, gato dorado de Temminck, gato jaspeado o calaveras, así como bastante artesanía local. La edad de los camareros, la mayoría, no superan los 15 años pero tienen que trabajar porque sus familias no pueden permitirse pagarles una escuela. El régimen, es una falsa democracia en la que está prohibido incluso alojar a un extranjero en casa.

 

Nos subieron en unos tuk-tuk y bajo un ruido infernal fuimos desfilando uno tras otro por toda la calle principal hacia el punto convenido “la pagoda dorada
Tras varios minutos atravesando la ciudad nuestro tuk-tukquero paro la mototaxi  en un puestito de venta de carburante que se vendía en  botellas desechadas de refresco. En muchos lugares se puede encontrar gasolineras improvisadas. Barriles de gasolina, un embudo y botellas de plástico para el tuc tuc. Como es de suponer las medidas de seguridad son escasas y el riesgo de incendio o explosión es considerablemente alto. Esta es una de las gasolineras , Tan colorida y destartalada como peligrosa. Asi que  después de “cargar gasolina “continuamos el viaje hasta la colina más alta de la ciudad. Traspasamos una puerta monumental y la impresión fue mayúscula.
 
 

Una pagoda enorme, dorada, que impresiona por el brillo del oro que ciega bajo los rayos del sol.
Mujeres pintadas con thanaka, el polvo amarillo que protege del sol y embellece la piel, encienden incienso, jóvenes remojando con agua a modo de ofrenda, la imagen de Buda que se corresponde con el día de la semana de su nacimiento.

Hombres ataviados con longhis (el tradicional pareo) se arrodillan ante la gran pagoda y en el aire resuena el gonk  cuyos golpes son como el latir de un gigante. Si te sientas en la sombra un rato a escuchar las campanas, te das cuenta de que el sonido y la vibración  si le dan un poco de paz al alma.

El templo es hermoso, enorme  un sitio que hay que visitar, aunque sea solo para admirar  la cantidad de oro concentrada en un mismo punto y por la inmensidad de esta  pagoda.

 

Un lugar para sentarte a ver pasar el mundo mientras el atardecer cae y los últimos rayos iluminan el cuerpo central de la pagoda.
La vista de la ciudad desde este cerro es impresionante, varias representaciones de Budas y otros personajes rodean la explanada. Y una larga fila de  estatuas de  monjes venerando a Buda.
 
 
 

Volvemos al tuk-tuk para ir a visitar el convento de monjas china el Wat Ching (templo chino) Un bonito lugar, la monjas nos sonríen mientras hacen sus quehaceres diarios. Lo demás no me pareció gran cosa y, sobre todo, un altar con tres Budas  que llama muy poco a la devoción con todas esas luces bailonas que se supone que son el aura de los budas y todos los demás complementos.



 


Visitamos otro templo  que no  esta  muy lejos, no recuerdo el nombre pero los edificios son impresionantes, largos tejados con adornos de “ nagas” doradas, campanillas y gong.
Regresamos todos en fila india con los tuk-tuk , he de decir que no esta mal ,es divertido y el aire polvoriento  te despeina,  cuando al final del viaje  te quitas las gafas, la aureola que te deja  el polvo de la carretera en la cara te asemeja a alguno de esos cómicos  de las películas  de antaño. Es bueno prever unas toallitas desechables para refrescarse.
 
 
 

Visitamos un mercado, donde pudimos probar ciertos “manjares”, saltamontes fritos, gusanos del bambú, un insecto sin identificar semejante a los grillos, y muchas frutas y verduras desconocidas, el pescado se vende vivo y están en grandes recipientes donde corre el agua por una manguera. Puestos de productos  seudo farmacéuticos y paneles con gusanos vivos muy rollizos.


A los   saltamontes vivos se les debe de  atrapar con los labios apretados por el riesgo que suponen que se escapen por la comisura de la boca, todo el grupo los probó  y fue muy divertido. Los míos se escapaban a cada risa y se subían o saltaban hacia  el pelo o las orejas, siempre había un amigo del grupo que lo cazaba y zas ¡  miam ¡ al bote…. En fin son de esas locuras del momento que se hacen una vez  y que el recuerdo  no te deja dormir el resto de tu vida.

Se vende de todo, impresionantes los olores y colores de los puestos

 
 

La impresión que me dejo Tachileik  es de estos puestos donde se nota que algo pasa, que algo raro fluye en el ambiente, que no sabes muy bien qué es, pero que intuyes de alguna forma. Una ciudad que en cuanto cierra la frontera a las 7 de la tarde, se convierte en un fantasma. Los comercios echan la persiana y en la calle solo quedan perros vagabundos en busca de restos en la basura.
 
Una luz mortecina de farolas que apenas alumbran va anunciando que ya es hora de retirarse, y muy posiblemente, dejar paso a maniobras orquestales, que en la oscuridad de la noche, harán transitar entre ambos lados de la frontera todo tipo de mercancías y personas, bajo la impasible mirada de algún oficial de aduanas camelado con algunos o muchos billetes de más.
Te das cuenta que  las distancias entre los dos países  son mucho más largas que esas pocas decenas de metros que separan físicamente los países.

Después de unas horas por este pintoresco país regresamos a Tailandia, en el puesto fronterizo nos devolvieron el pasaporte y seguidamente en pocas horas entre risas, emociones y cansancio volvimos al hotel de Chiang Rai, para continuar viaje por el territorio  tailandés.( post siguiente.)
 
Una ducha reparadora, cena un paseo por la ciudad  y a dormir.
 
 
Es conveniente tener cuidado. Cada vez que salimos de nuestro cotidiano, de este, nuestro pequeño mundo, donde las cosas son “como tienen que ser” y nos adentramos por otros mundos, por otras culturas; puede suceder que sintamos que nuestros cimientos se tambalean y perdamos la perspectiva. Puede que también descubramos hasta qué punto el Mundo puede ser  multifacético y adaptativo, un lugar donde “no está todo dicho”,  donde la vida, a pesar de todo, continua.

 
María Manderly.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo ya hace tiempo pero creo que es la primera vez que te escribo para felicitarte por el blog, la cantidad de información que das de forma muy detallada y lo bien que nos viene a los que tenemos en mente ir por las ciudades que tu ya has pasado asi que gracias!
Isabel

Billi dijo...

Otro seguidor más!! y ante todo, menudo curro te pegas!! Tengo un blog de viajes (familiar y de amigos) y también intento dar información interesante para echar una mano, aunque de manera más resumida y directa. Por eso sé el trabajo que haces (flipante) y te doy la enhorabuena. Plas plas plas plas!!!

Nina dijo...

Precioso y muy ilustrativo, quiero ir con mi novio y tu información es muy útil. gracias por compartir

Maria Manderly dijo...

Muchas gracias a todos

Anónimo dijo...

Me ha parecido fantástico y muy ilustrativo su relato del viaje a Tailandia y este en particular me ha recordado otro viaje nuestro.
un afectuoso saludo.
su lector
Iker